Blogia
Corazón de trapo

¿Cómo medir un año más?

¿Cómo medir un año más?

Todo vuelve a empezar de nuevo, como siempre que se acaba algo. Y normalmente tanto movimiento resulta reconfortante porque apenas deja tiempo para pensar, pero esta vez sí que voy a pararme a reflexionar un poco. No le pasará nada a mi mundo por detenerse unos instantes, o en el peor de los casos, por seguir girando un ratito sin mí.

El 2009 ha sido para mí un año bastante ambiguo, que me ha dado tantas de cal como de arena. Nunca he tenido demasiado claro si lo bueno era la cal o la arena, hasta que leí no sé dónde que lo bueno era la arena, mucho más suave. Quizá hundir los pies en la arena sea una de las cosas que este año se me ha quedado pendiente... Pero supongo que no se puede tener todo (porque, quiero decir, ¿dónde lo metes?).

Si tuviese que definir este año que se ha terminado con una sola palabra sería, no sé... Creo que no puedo. Con una sola palabra no. Mejor con un puñadito, porque ha sido un año de obstáculos. Pero no obstáculos en un sentido demasiado pesimista, sino como los de una carrera de atletismo, de ésos que al mirar atrás, una vez que has llegado a la meta, te llenan de orgullo y satisfacción, por todas esas cosas que has sido capaz de superar. A veces con un poquito de ayuda, y otras con la soledad como silenciosa compañera.

Quizá podría denominarlo también "el año funambulista", porque me lo he pasado haciendo equilibrios entre lo que dejaba atrás y lo que tenía por delante, aunque a veces no supiese a ciencia cierta lo que era. Ha sido un año de transición, que debiera de haber disfrutado un poco más, en vez de estar tan sumida en esa sensación de provisionalidad, sin tomarme mi vida muy en serio, a la espera de lo que estaba por venir. Pero lo que está por venir no siempre llega, o no llega cuando nosotros creíamos que iba a llegar. Por eso es importante disfrutar de la espera.

Se me ocurre también denominar al 2009 como "el año post-carnaval", o algo así. Porque las circunstancias de la vida han hecho que muchos de los que tenía alrededor me mostraran lo que había detrás de sus máscaras, a veces para bien y otras para... No sé para qué. Aún no. Aunque al menos ha servido para dejar a un lado las palabras bienintencionadas, y saber con quién puedo contar realmente, y para qué. He aprendido la valiosa lección de que la gente que me rodea no está en este mundo para cumplir mis expectativas. Y que yo puedo hacer dos cosas: enfadarme y dejarme embargar por la autocompasión, o amarlos y dejar que me amen a su manera. Sólo me han quedado un par de incondicionales, pero los guardo  y cuido como un auténtico tesoro.

Lo bueno de este año que empieza, es que puede pasar cualquier cosa. Por eso me dejo llevar por el conformismo, y sólo pido salud para mí y para los míos. Porque he aprendido que en esta vida, no nos sucede nada para lo que no estemos preparados.

Feliz Año Nuevo, y gracias por leer mis reflexiones.

 

2 comentarios

amapola -

Pero tu no cambies...que los que quedamos te queremos siempre...

Beso

Uxue -

A mi el 2009 me ha traido una cosa super guay, una chica llamada Collette, te suena?Espero que el 2010 no me la quite!
beso!